miércoles, octubre 22, 2003

Fragmento

-Siempre es bueno preguntar el porqué...- dijo el hombre de boina mientras se acomodaba en el respaldo de su silla con la taza de café en la mano, bebió apenas un sorbo y volvio a hablar, él visitaba este lugar seguido, como yo, aunque nunca hemos tenido la oportunidad de hablarnos frente a frente, él siempre se sienta en la mesa de en medio, donde, a diferencia de todas las otras mesas, solo tiene una silla, su silla. Mi mesa es la que esta en el rincón más obscuro y alejado, mi lugar es el que esta mas cercano a la unión de las paredes, delante de mi, la mesa y una silla extra, me refiero a ella como extra por que nunca nadie la utiliza, al menos no cuando yo estoy aquí. El hombre de la boina siguió hablando, exponinedo sus puntos de vista al aire o tal vez a todos los presentes, para muchos el es uno de los más grandes espectaculos que han existido en este lugar; es un hombre mayor, como diría ELLA, algunos sesenta y tantos años, aun así en todo lo que dice tiene ese vitalidad que los mas jovenes han perdido, siempre viste con atuendos similares, clasicos, un saco de color café, pantalones caqui holgados y unos zapatos que hacen juego con su camisa vieja y arrugada, siempre se ve descuidado, pero en cada movimiento que hace, al tomar su acostumbrada taza de café, al levantarse exaltado por alguna idea, cualquier movimiento, es una muestra inconfundible de la dignidad que aún le queda a este ser. En el rostro se le ve el peso de los años que tiene. Buen hombre – Pocos como él...- se me escapa en un murmullo, por supuesto, nadie escucha, todod estan ocupados en sí mismos, tal y como lo estoy yo.

La verdad no se por que estoy escribiendo esto, no tiene inicio y mejor aún no tiene final, pero me surgio el deseo de describir a alguien así, ser alguien mas en otro lugar por un momento, la fantasía de muchos, el tormento de otros, nunca se sabe.

Hasta después.

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