Lo necesario es posible.
Atraer lo que se merece.
Me despierto bombardeada por estas ideas, y es cierto, tengo que aprender a merecer y buscar las cosas que merezco, que necesito, no negarlas y echarlas a perder. Crear y tomar oportunidades para mi felicidad, para mejorar mi entorno, crecer en consciencia y expandirme a un universo de posibilidades infinitas.
Estos días me siento con la cabeza en las nubes, más liberada de ataduras terrenales e ideales que te mantienen en un solo lugar. Me siento con ganas de soñar despierta o darme unos viajes mentales de esos de los que es difícil volver a la realidad.
Porque fuera de este cuerpo, de esta rutina, de estas ideas, de las angustias del diario, allá arriba o allá abajo, depende de a donde me lleve la mente, no tengo límites ni fronteras, todo es de colores mezclados, luces y obscuridades por igual y de nuevo me convierto en una espectadora de los grandes y pequeños acontecimientos de la nada.
Ya extrañaba el sólo observar y aprender, se me había olvidado cuanta paz traen esos momentos, instantes que no tienen ni certeza ni inseguridad, simplemente son. Y te maravillas de lo que lograron o no ser.
De pronto todo es más claro, más definido, más sencillo y sobre todo más entendible. En este destello fugaz de consciencia ya no me siento perdida, me he encontrado a mí misma al contemplar la nada.
Observo el infinito y me vi a mi misma viéndome.
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