Pensamientos del eclipse que ya no fue
De estos días esperaba un poco más, y por eso mismo me encuentro algo decepcionada. Aprender a un esperar nada de las personas, de las situaciones y disfrutar el momento es muy difícil.
Se supone que ayer fue el eclipse de sol, según esto sería un evento místico y mágico que traería vibraciones importantes a la vida de quienes lo aprovecharan, pues me puse atenta y sólo descubrí más o menos a esa hora que puedo sufrir el síndrome de abandono emocional. Tiene lógica y sentido, en definitiva me va a orientar hacia un nuevo camino de autodescubrimiento.
Estos días no hago más que tumbarme en donde sea que caiga para liberar la frustración de no saber, de no hacer, de no pensar, de no ser, casi creo que es una frustración por existir.
Me he metido en temas para encontrarse a uno mismo, amarse a sí mismo, tener buenas relaciones, ser mejor ser humano, como hacer que tu vida sea más feliz en 5 simples pasos. He visto muchos artículos que contienen la fórmula perfecta para hacer nuestro paso por la vida una experiencia amena y tal vez enriquecedora.
No hay fórmula perfecta.
En medio de este estado de frustración que parece no tener fin hago una mini meditación como recomiendan, me imagino a mí misma sentado en medio de un campo rodeado por majestuosas montañas, ahí estoy sentada bajo la sombra de un gran árbol que no tengo idea que es pero existe, el viento corre libre por todo el lugar y me alegro de tener el pelo corto, al menos no tendré que desenredar nada después. Veo como una bola de luz baja desde el cielo hasta donde estoy y se pone sobre mi cabeza, me siento como abducida y recuerdo todas las películas de contactos con seres de otro mundo para ver a cuál se parece esta experiencia… espero y nada. Dicen las lenguas que esa bola de luz me va a servir para transformar todo mi ser… patrañas. Esto de la meditación no es lo mío.
Nada es lo mío.
El caso es que, estoy en el punto en que la trasformación que deseo sólo me está trayendo más frustración. Ya no me quiero transformar, no quiero ser mejor ni peor que nada, no quiero ser la siguiente Dalai Lama o figura mística de la astrología, no quiero ser famosa ni tener un cuerpo perfecto, no quiero ser más inteligente, ni más popular, creo que ya ni siquiera pido ser más sociable.
Lo que en verdad quiero es ya no sentirme frustrada por lo que soy, quiero aceptarme como el experimento que debería ser, debería estar divirtiéndome cada vez que me equivoco, no debería preocuparme si me considero mediocre o si no cumplo mis metas, no porque yo lo diga significa que así será. No quiero presionarme con cosas materiales y mucho menos con las espirituales. No quiero buscar la iluminación.
Sólo quiero dejar de sentirme rechazada por mí.
Ya no quiero tener expectativas de lo que pienso, de lo que hago, de lo que siento, de como soy o seré.
Es gracioso que hasta tratar de relajarme me estresa.
Necesito un tiempo fuera de mi juego. Unas vacaciones de mí.
¿Cómo le hago?
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