viernes, enero 23, 2015

A casi un año

Siento las ansias malditas de saber que va a pasar.

Toda esta semana continuamos platicando como si el domingo no hubiéramos discutido, eso me calma y me llena de nervios, de sólo recordar que tu opción a seguir era no verme se me retuercen las entrañas y me lleno de miedos y dudas.

No quiero dejarme llevar por este temor, si lo hago voy a volver a un estado anterior de dolor y extrema frustración.

La verdad es que deseo verte, deseo tocarte, oírte, estar contigo aunque no hagamos nada más. Me frustra que tú no tengas ese mismo deseo. Sé que debo de aprender a tener paciencia y a lidiar mejor con esos deseos.

A veces pienso que todo se debe a no querer estar sola, le echó la culpa al reloj biológico que me está obligando a buscar a alguien y tener una familia. No quiero una familia. La interpretación que tengo de la mía casi me destruye y no soy lo suficientemente fuerte aún como para tratar de intentar cambiar esos conceptos por mi cuenta, por mis hechos, por mis experimentos.

No quiero pensar que hace casi un año me preguntaste que si quería intentarlo contigo, y ahorita siento que no hay oportunidad de nada entre nosotros. No me culpo por lo que hice, la verdad he aprendido mucho en este tiempo. Pero eso no evita que sienta una punzadita de dolor en el mero pecho por saber que lo que deseaba ese día simplemente no se dio. Es triste recordar que soñaste algo y no lo lograste. Tal vez no era el sueño adecuado, pero eso no le quita el sentimiento de fracaso.

Nudo en la garganta, espero que no sea mi estado por las siguientes dos semanas. Es incomodo tratar de hablar con la voz quebrada y más que eso, andar por la vida con el espíritu roído.

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