Acabo de leer acerca de cómo estar siempre conectados a la red puede afectarnos, desde la falta de momentos de aburrimiento o de tiempo para soñar despiertos hasta como puede alterar la morfología del cerebro y las relaciones de necesidad de atención con la periodicidad con la que suena el celular.
Supongo que el que me encuentre esperando que mi celular suene o vibre cada cierto tiempo no está ayudando para nada a mi necesidad de ser necesitada, de ser importante para alguien más. Si me pongo a pensarlo bien, probablemente me esté haciendo mucho mal, está mutando mi necesidad en algo más grave y complejo de afrontar en un futuro, me está creando una dependencia pero no hacia una persona sino a un aparato. Eso me parece muy triste.
Debería empezar por controlar esos pequeños vicios ahora que son pequeños y no cuando se vuelvan pequeños monstruos invencibles.
Sí, tengo necesidades afectivas muy fuertes, pero también soy quisquillosa y no quiero que las llene cualquier cosa, quiero una persona de verdad, no un remplazo electrónico, que me dejará más dañada con su frialdad y sus luces.
Ya casi son los 30 días. Se me pasaron rápido. No avance mucho. Pero cualquier avance es bueno.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario