martes, diciembre 30, 2014

Holidays my ass

Han sido días muy ocupados, con casa llena y un vacío de espacio personal, me siento ahogada en atenciones que no van dirigidas a mí, las restricciones de las cosas que puedo hacer aumentan por respeto a los espacios personales de los demás, pero al parecer yo no obtengo tanto ese beneficio.

Estoy en un grumpy mood por compartir mis espacios tanto tiempo con la familia, por remplazar los momentos de silencios y soledad con llantos, berrinches, risas y gritos de un cuarto a otro. Es en estos días en los que más deseo paz y tranquilidad y es lo que menos hay.

También esos moods amargos se están haciendo más notorios. Estoy detectando ciertos patrones. Al parecer el hecho de que mi figura materna le preste más atención a mi hermana, mi cuñado y la sobrina provocan en mí celos desmesurados. Hay ciertas situaciones que dejan al descubierto que tanto se preocupa mi madre por cumplir los antojos, gustos y caprichos de estos tres, que a pesar de que algunos yo ya los tenía, no había recibido atención especial por ello. Me hacen sentir… no abandonada, sólo menos importante, no tan notoria, no tan especial, no tan parte de esa familia.

Sí, me siento ajena a mi familia, a aquella unidad de la sociedad que se supone que me apoyará por siempre y para siempre, o al menos aparentará hacerlo por el bien común.

Sé que estoy siendo demasiado dramática con el asunto y no tomarlo tan en serio, o más bien ser capaz de descartarlo fácilmente.

Tengo sentimientos encontrados, se supone que tengo una familia que me apoya y me quiere, pero es en momentos como estos de drama intenso y festividades que me doy cuenta que probablemente mi familia simplemente apoya de mí lo que le conviene para su bienestar, y últimamente su bienestar no es el mío.

¿Cómo van a conocerme si ni siquiera puedo expresar como me siento sinceramente con ellos sin herirlos? No sabemos tomarnos nada a la ligera y siento que esa es una actitud que me está separando de ellos. De por si yo soy la maestra de la seriedad, ahora que trato de aprender lo que es la ligereza y el humor siento que el pequeño paso de bebe que estoy dando está creando un abismo entre nosotros.

¿Cómo puedo dejarlos atrás cuando quiero que me acompañen? Comprendiendo que su camino no es mi camino, yo tengo cosas diferentes que aprender, que desarrollar y que quiero reflejar. Tal vez no sea con ellos, tal vez sí, pero esa ya no va a ser mi decisión.

Tengo esta envidia, este enojo, este sentimiento de foránea en la familia porque estoy decidiendo tomar un camino y no los veo interesados en lo que elegí, es normal… es normal que los quiera siempre a mi lado, que quiera más apoyo, más atención ahora que me siento incierta e insegura, es normal que no me entiendan y que les tenga rencor.

Aprender a lidiar con los sentimientos, con las expectativas y con el resto de los seres humanos siempre será mi objetivo, siempre difícil y siempre desafiante.

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